jueves, 5 de mayo de 2011

TEORÍA II: Lo que es arriba, es abajo...

Una de las primeras cosas que se toman como fundamento teórico en la práctica de la magia y la gran mayoria de disciplinas esotéricas: Hay un arriba, hay un abajo, y nosotros radicamos en medio.

Por abajo, tenemos lo que llamamos el mundo material, que en realidad se considera como el aspecto sensible de nuestra realidad. Desde aquello que percibimos con nuestros cinco sentidos, y llegando hacia las nociones que formemos de dichas percepciones en base a nuestra razón y educación formal, como sería a traves de la ciencia, la cultura, la sociedad, etc. Gran parte de esta información la recolectamos en base a nuestra memoria y lenguaje individual, y ésta interactúa a traves del lenguaje con la información de otros.

El mundo material, nuestro cuerpo, nuestro organismo, y su similitud con la naturaleza (o aquello que nos permitimos conocer de ella), tiende a referirse a varias perspectivas como la tendencia a la densidad, hacia la tierra, hacia lo negro. Esto nos habla de una condicion que, apoyada de forma desmedida, lleva a una ofuscación, a una tendencia adictiva hacia lo material, lo físico y lo instintivo; Cambio sin Voluntad. Este elemento, donde la forma siempre muere, y la sustancia fluye constantemente y reconforma en si misma, es lo que los taoistas llaman el Yin, y varias tradiciones llaman La Serpiente o La Tierra; este es el principio del Poder de la Oscuridad.

Luego nos vamos hacia arriba; Aquello que no vemos con los sentidos, sino con nuestras mentes y almas. El mismo lenguaje, el arte, el sueño o la posibilidad que se manifiesta en nuestro ser, y el asombro de verlo reflejado en la misma naturaleza, radicado más en su significado para nosotros, antes de su materialidad. El mundo espiritual, en que el aspecto abstracto y sensitivo del mundo toma vida, al ser parte de la nuestra. Sea el científico que formula hipótesis y teoría, el matemático que desentraña matrices y tejidos de patrones y variables numéricas hasta que su propio ser lo permita. Incluso el loco, el poeta o el artista, que plasma mundos enteros y yuxtapone verdades de la percepcion. No sería extraño pues, que la idea según Platón, es una entidad eterna, o que Dios o la divinidad sea trascendente. Incluso que el canto del Bardo sea más trascendente que la maldición de un mercader. La idea y la imágen, racional e intuitiva.

Pero como todo en la vida, el exceso trae problemas. El miedo de quedar encerrado en una ilusión, drogado en fantasias. El fanático inflexible, severo, cerrado en sus ideales. Aquellos que buscan a los dioses y a los demonios para colgarles culpas y creerlas ajenas. La desmedida del espiritu (entiendase por espíritu como la Mente completa, incluyendo la razón, las emociones, los recuerdos, la imaginación, el conciente, subconciente y el ego, etc.), lleva a la negación de reconocer el entorno, y sufrir por ello, de la Voluntad sin Cambio. El poder del espíritu, de la forma sin sustancia, del molde y figura de las cosas, representado por las aves, por el cielo, por el Yang del Tao. Este se conoce como el Poder de La Luz.

Con estos conceptos básicos, se construye la dualidad básica del pensamiento y práctica mágica. Un elemento subsiste con su opuesto (busquese Enantiodronomía), y forzar la presencia unilateral de uno fuerza una reacción de la otra. El arte de conocer y manejar estos polos no consiste en un dominio sobre ellos, sino un entendimiento y conciencia de su armonía. Esta polaridad se halla presente en todo, y donde el ser humano busca definirlo y ser conciente de su presencia en el transcurso de su vida, es el Mago quien además, decide vivir este proceso de la manera mas plena y lúcida posible, siendo partícipe del mundo y de su tambaleo.

Sea por denominación entre el bien y el mal, luz y oscuridad, sol y luna, el Mago busca encontrarse en medio de todo, y descubre el mambo del Cosmos.

Como es arriba, es abajo, ambos aspectos de algo infinito. Donde lo interno y lo externo corresponden, las cosas se vuelven más interesantes.

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